“Un futuro posible en los pueblos rurales” es la consigna de Responde, la ONG que puso el ojo en los desequilibrios territoriales que vive Argentina y que ve en las emigraciones, una problemática a resolver, sobre todo en el crecimiento caótico que este fenómeno genera en las grandes ciudades.

Fundada en 1999 por la geógrafa y socióloga Marcela Benítez, Responde ya ha podido mejorar la calidad de vida de más de un millón y medio de personas en casi cien pueblos rurales; ha tenido unas 13 incidencias en la agenda pública y proyectos de ley y ha recibido numerosos premios internacionales.

Agustín Bastanchuri, un joven abogado encargado de la dirección ejecutiva, habló con Pulso Turístico sobre el alma del proyecto y como muchas veces, el Turismo se vuelve una herramienta de gestión sostenible para estas comunidades.

- Somos una ONG que tiene 15 años, que trabajó en más de 110 pueblos rurales de Argentina, y surge a partir de una inquietud académica de su fundadora, que es Marcela Benítez, que empezó a observar que los pueblos rurales del país (se consideran pueblos rurales los que tienen menos de 2 mil habitantes) perdían población.

Entonces empezó a analizar porqué se daba esto, cuáles eran las variables, y a partir de esta investigación académica, empezó con Responde. Lo que buscamos es generar oportunidades en pueblos rurales, teniendo en cuenta este desequilibrio territorial que tiene Argentina para poder permitirle a las personas que nacen en un pueblo, que puedan decidir quedarse a vivir en sus pueblos.

Esto evita dos cosas: uno, las migraciones de los pueblos rurales a las grandes ciudades, y por otro lado, las consecuencias que pueden generar estas migraciones en ciudades que no esperan grandes llegadas de personas.

- La cantidad de pueblos rurales en nuestro país es de casi 2500, distribuidos a lo largo y ancho del país, hay zonas que tienen mayor cantidad de pueblo y mayores grados de migraciones. Nosotros puntualmente trabajamos en todo el país, creemos que cada pueblo rural tiene un ADN particular, una historia, un entendimiento del lugar, una tradición particular que se generó en un lugar geográfico especial, con ciertas condiciones económicas, sociales, etc.

Cada pueblo es un mundo, entonces hemos trabajado con pueblos de la Patagonia, en Jujuy, en la mesopotamia, en la Pampa Húmeda muchísimo; la heterogeneidad de los pueblos en la Argentina lo hace un trabajo muy complejo pero a partir de eso, sí encontramos variables comunes sobre las que trabajamos y a partir de eso, desarrollamos nuestros programas de oportunidades.

Está clarísimo que el problema de los pueblos rurales es un problema de todo el país, pero que se da mucho más en lugares donde por la economía y por la estructura de desarrollo, se ha generado muy de a poquito, a través de pueblos.

- Nosotros hemos trabajado en muchos pueblos, donde el tren a dejado de pasar, y por supuesto, las heridas se notan. Uno de los índices que observamos en cuanto a las condiciones y las oportunidades que tienen los pueblos, tiene que ver con la conectividad. Tanto a nivel vial como de productos y servicios, y la conectividad en comunicaciones.

 En este sentido, la pérdida del tren ha sido un golpe terrible para muchísimos pueblos argentinos, de los que muchos no se han podido recuperar nunca. Dentro de esta visión de la posibilidad de acceso al pueblo, como una variable esencial para el desarrollo, es clave el funcionamiento o no del pueblo, en su historia.

El quiebre histórico, a nivel demográfico y productivo, en muchos de los pueblos en los que hemos trabajado, tiene que ver con el cierre del ferrocarril.

- Nosotros tenemos un modelo de intervención por el cual buscamos, primero hacer un mapeo del pueblo con el programa “La Argentina que aparece”, donde a través de una metodología hacemos una encuesta, trabajamos con informantes claves, buscamos generar un informe que nos diga cuáles son las potencialidades del pueblo, sociales, económicas, culturales.

A partir de esto, nosotros hemos podido encontrar en muchos pueblos, qué conciencia hay para ver al turismo como una posibilidad de generar oportunidades en el pueblo, ya sea a través de emprendimientos, a través de un mayor flujo de gente, a través de que sea más conocido.

Por un lado, pueblos que empezaron a entender desde ellos mismos que el turismo puede ser una herramienta de desarrollo, y por otro lado, mucha gente entendiendo el turismo más allá de las ofertas clásicas, de los lugares donde históricamente van los argentinos.

Estas dos combinaciones, un contexto donde la gente de clase media busca alternativas para moverse, y el turismo es mucho más importante en sus vidas, como lugares para entender otras realidades, para acercarse a otras realidades, por un lado, y por otro lado, pueblos rurales entendiendo el turismo como una posibilidad de desarrollo. 

A través de estas dos dinámicas que aparecen en Argentina, es que empezamos a desarrollar nosotros también el turismo en pueblos rurales. Tenemos un proyecto que lo trabajamos muchísimo, donde se han generado impactos reales de desarrollo. En Saladero Cabal, por ejemplo en Santa Fe, donde de ser un pueblo casi exclusivamente receptor de gente que bajaba al río y productor de algunas materias primas, hoy es un punto turístico para esa zona del norte de Santa Fe.

- Para nosotros la sostenibilidad es un elemento esencial, por eso nos importa tanto la investigación previa y el entender profundamente el lugar dónde estamos, generar confianza en los vínculos que armamos y a partir de eso poder entender la realidad con la que estamos trabajando.

Nunca dejamos de ser agentes externos que vamos a ayudar a acelerar proyectos y para eso necesitamos mucho la confianza y el entendimiento con los propios actores de los proyectos. A partir de los buenos vínculos, desarrollamos proyectos que vistos a largo plazo, puedan mantenerse una vez que nosotros dejamos de acelerarlos.

Nosotros tenemos una fecha de vencimiento en el pueblo, la idea justamente está en mantener la capacidad instalada, capacidad de infraestructura en algunos casos, pero sobre todo la capacidad humana, de las capacitaciones y también el entendimiento de los propios ciudadanos de que hay procesos que los pueden generar ellos mismos.

- Nosotros nos financiamos a través de donantes individuales que todos los meses nos hacen un aporte, mantener nuestra estructura y después a través de empresas privadas que nos acompañan en proyectos específicos; no recibimos financiamiento del estado.